“La sociedad francesa estaba dividida en estamentos dependiendo de sus clases sociales, el poder más alto lo tenía el rey, detrás estaba la nobleza y el clero y el nivel más bajo del poder lo tenía el tercer estado que estaba constituido por la burguesía, los artesanos y los campesinos.
Los Estados Generales eran una asamblea, compuesta por tres órdenes separados: el clero, la nobleza y el grupo formado por burguesía y campesinado. Este último orden se conoce como el tercer estadeo, termino que usaremos para referirnos a él en lo sucesivo. Dicha asamblea se había citado por última vez en 1614 y el dramatismo de la situación obligo al gobierno a convocarla nuevamente.
Luis XVI cedió a las presiones de la reina María Antonieta y del conde de Artois y dio instrucciones para que varios regimientos extranjeros leales se concertaran en Paris y Versalles. Al mismo tiempo, Necker fue nuevamente destituido. El pueblo de Paris respondió con la insurrección ante estos actos de provocación; los disturbios comenzaron el 12 de julio, y las multitudes asaltaron y tomaron La Bastilla una prisión real que simbolizaba el despotismo de los Borbones- el 14 de julio.
El 5 de octubre de 1789, las mujeres parisinas partieron desde los barrios obreros hacia la residencia real de Versalles, este suceso dio comienzo a la revolución.
A fines de 1792 comenzó el proceso de Convención contra Luis XVI, quien fue juzgado y condenado a la guillotina por mayoría de votos. El 21 de enero de 1793, Luis subió al cadalso, inconmovible hasta el último momento en el sentimiento de su inocencia. La noticia de la muerte del rey produjo indignación en Inglaterra, la que despidió el embajador o representante francés. Francia contesto declarando la guerra a Inglaterra y Holanda, su aliada”·
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